viernes, 11 de diciembre de 2009

El sueño y el descanso durante el posparto

El convertirse en madre representa una felicidad indescriptible para toda mujer. Sin embargo, es inevitable padecer un desgaste físico y psicológico al dedicar gran parte de su tiempo y energía al cuidado del recién nacido, atención que no le permite descansar ni dormir lo suficiente.

Con la llegada del bebé se alteran las actividades y rutinas de la mamá aumentando el trabajo orientado al cuidado del pequeño, lo que ocasiona que sus horarios de ocio y descanso prácticamente desaparezcan, a lo que se suma el proceso de recuperación posparto, además de la lactancia materna.

Es decir, son varios los factores que pueden originar en la mamá problemas para conciliar el sueño y descansar adecuadamente. Sin embargo, no hay porque estresarse ni angustiarse. Hay que adaptarse a esta nueva etapa con paciencia, dejar a un lado la ansiedad, mantener una actitud positiva y aprender ciertas medidas para tratar de reposar y mejorar los hábitos de sueño. Te brindamos algunas:

• Aprovecha los momentos en los que tu bebé duerme para descansar. La mayoría de los recién nacidos duermen entre 12 y 18 horas diarias. Aprovecha esos momentos para descansar. Si te preocupa que tu bebé pueda despertarse mientras no estás a su lado, recuéstate cerca de él. Evita ‘aprovechar’ el sueño del bebé para hacer tus cosas. Si estás bien descansada y tranquila lograrás un mejor proceso de vinculación con tu bebé.
• Organiza tu día. Si sientes que el día te queda corto, organiza tus tareas. Deja las más laboriosas para el comienzo del día que estás con más vitalidad y las más simples para el final. Cuando el cansancio te gane, posterga las actividades más pesadas para el día siguiente.
• Comparte las tareas del hogar. Recuerda que aunque quisieras no eres una “súper mamá” por lo tanto necesitas ayuda. El apoyo familiar es vital durante esta etapa, pues permite que tu pareja o algún familiar ayuden en los cuidados del bebé y en las labores propias del hogar. Por ejemplo, te puedes extraer un poco de leche durante el día para que el papá pueda darle el biberón al bebé mientras tú organizas la casa. Entre los dos acabarán más rápido con las tareas del hogar.
• Come ligero. Si a la hora de cenar eliges una dieta con un porcentaje alto en grasas te provocará pesadez y malestar a la hora de ir a dormir. Lo mejor es elegir una dieta basada en verduras, pastas y frutas, y evitar acompañar las comidas con pan.
• Un cafecito a la hora del desayuno. Una pequeña dosis de cafeína por la mañana te ayudará a mantenerte atenta y bien despierta. Recuerda que si abusas del café durante el día, por la noche tendrás dificultades para conciliar el sueño.
• Adelanta el despertador. Un método efectivo es adelantar la alarma unos 10 ó 15 minutos antes de la hora en la que debes despertarte, así aprovecharás un rato más la cama pero manteniéndote atenta al horario. Asegúrate de que el despertador vuelva a sonar, para no quedarte dormida.
• Practica ejercicios de relajación antes de dormir de forma disciplinada. Toma un baño, pon música relajante y recuéstate a leer un libro, o una revista. Organiza esta rutina cada vez que puedas y trata de cumplirla siempre en el mismo horario, así tu mente y tu cuerpo se acostumbran a este espacio de tranquilidad.
• Procura controlar las situaciones de estrés. Aprende a controlar las situaciones tensas, no permitas que te estresen. Respira profundo antes de tomar una decisión apresurada.
• Mejora tus hábitos para dormir. Descansa en una habitación cómoda, con una correcta iluminación y temperatura. Acuéstate de preferencia de medio lado con dos almohadas entre las piernas.

Una recomendación final. Si tu problema para conciliar el sueño es persistente o surgen otros síntomas como ansiedad, irritabilidad, tristeza, dolor de cabeza e inapetencia, no dejes de acudir al médico.

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